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NECESITAMOS MÁS MIGRANTES

Publicado en cidgallup.com el 02 de mayo, 2022

Si usted tiene zapatos de cuero y requieren reparación es casi seguro que un extranjero le hará el arreglo; hay muy pocos costarricenses que se dedican a ese oficio. Si quiere ropa de hombre hecha a la medida, le puedo recomendar mi sastre que es muy bueno. Es de otro país como son la gran mayoría de los que trabajan ese oficio en el país. Esos dos oficios no los da el INA. Los extranjeros que han venido a radicar en el país han contribuido a la mejoría del nivel de vida en muchas áreas además de esas dos. La lista es larga e incluye el pan baguette, el teatro, las librerías, el cuero fino, la leche pasteurizada, los ferrocarriles, la industria del café, la orquesta sinfónica nacional, y muchos más incluyendo las encuestas públicas. Los costarricenses siempre han aceptado los extranjeros, los han permitido desarrollar sus sueños y se han beneficiado en la calidad de sus vidas. El censo de 2011 reveló que nueve por ciento de la población en ese entonces no era costarricense. No hay razón de dudar que el porcentaje será similar en el censo de este año que implica que habrá 468 mil extranjeros viviendo en el país. Además estarán los que se han nacionalizado que pudieran ser por lo menos otros 125 mil. Llegan al país por dos razones principales; la persecución política y el interés en obtener una vida económica mejor de la que han tenido en su país de origen. La persecución política sí se da; muchos de los que llegaron a Costa Rica en 2018 venían escapándose del ataque de Daniel Ortega a los que participaron en las manifestaciones en contra de su régimen gubernamental. Lo que fue una serie de manifestaciones callejeras pacíficas exigiendo su salida de la presidencia fueron reprimidas violentamente por las autoridades y los así llamados “paramilitares.” Ese es un ejemplo. Muchos llegan porque en su país no hay empleo ni oportunidades para ellos – nicaragüenses, venezolanos, colombianos, cubanos, chinos y haitianos. Han oído del país y sus bondades y vienen para aprovecharlas. Muchos ponen empresas propias en la informalidad -- restaurantes (así comenzó Rosti Pollo), sodas, ventas de comida, ventas de ropa, confección de ropa de mujer, servicios de reparación de artículos de los hogares, salón de belleza, mientras que otros trabajan en “entrega a domicilio,” taxi informal, empleadas domésticas. Muchas de las líneas de autobús urbano usan a extranjeros como choferes porque a estos les pueden exigir un horario muy extenso sin protestas o problemas como tendrían si hicieran lo mismo con costarricenses. Normalmente no se oye mucha protesta por la presencia de los extranjeros porque estos toman precisamente los trabajos que no quieren los nativos. Migrantes recogen el café, trabajan en la zafra, sirven de guardas con largas horas en los puestos y en horario nocturno, limpian los trastos en los restaurantes, igual los servicios sanitarios. La ola de crimen que se vive en el país es provocada por costarricenses – los extranjeros normalmente son trabajadores tranquilos. ¡Que vengan más!

 

Carlos Denton cdenton@cidgallup.com