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¿EL SUEÑO AMERICANO O EL COSTARRICENSE?

 

En la última encuesta de la CID/Gallup realizada en mayo se preguntó – “¿si usted tuviera los recursos para hacerlo qué tan probable es que emigraría a otro país?”.   Un 40 por ciento aproximadamente dijo que lo haría—fue sorprendente para los analistas porque los costarricenses tradicionalmente han sido reacios a salir de su patria. ¿Qué puede ser aparte de la pandemia que pudiera haber provocado que tantos quieren irse, no solo a los Estados Unidos, aunque es el país de preferencia?

El Tratado de Libe Comercio (TLC) debería de haber abierto puertas – ya un emprendedor joven con un producto o servicio nuevo puede aspirar a venderlo en todo el mercado enorme que se abrió con la firma de este acuerdo.  Además hay mucha oportunidad aquí en el país para profesionales con capacidades técnicas – ingeniería, estadística, microbiología, química para citar algunas a merced de ese acuerdo con los países centroamericanos, Estados Unidos, Canadá y México. 

Los que han estudiado alguna carrera social y hay más de estas en las universidades estatales que de las que se necesitan, incluyendo psicología, sociología, filosofía, economía, ciencias políticas, antropología, trabajo social, y filología, nunca han tenido mucha opción de hacer carrera en Costa Rica – y probablemente si migran a Nueva York pueden manejar taxi con los de la misma carrera de otros países del tercer mundo que no encuentran colocarse. 

Tradicionalmente ha sido el sector público que absorbe esta producción excesiva de personas con especialidad en las “disciplinas sociales.”  “Asesor legislativo”, oficinista, “subdirector,” “técnico”, secretario, -- hay montones de puestos que pueden absorber estos “profesionales.”  El problema es que ya no quepan más y esta es una de las razones del porque se nota un aumento en la intención de emigrar.  En Estados Unidos se pueden encontrar antropólogos latinos como chofer de Uber, sociólogos meseros, politólogos en valet parking, filólogos en fast food, y economistas (si saben algo de matemática) como cajeros.

La opción de emigrar realmente es viable para los que tienen una educación secundaria incompleta y que no tienen oficio.  En Estados Unidos pueden realizar el sueño americano como meseros o meseras, trabajando en construcción, jardinería, lavado de autos, recolección de cosechas de verduras y frutas – ocupaciones que no quieren los nativos pero que son necesarios. 

Y ¿el sueño costarricense?  Siguen llegando miles de extranjeros cada año en búsqueda del sueño de este país.  Encuentran un lugar estable, con “reglas del juego” y con mucha tolerancia por lo nuevo. El nacional no es xenofóbico y abre los brazos a los que quieren empeñar en el suelo del país.  Los apellidos no hispanos abundan y rápidamente se absorbe la segunda generación. 

Para los que se van en regla a los Estados Unidos—con visa de trabajo – esperemos que les vaya bien.  Para los que hacen el viaje por tierra, cruzando la frontera sur de esa nación norteamericana ilegalmente, les toca un trayecto muy duro y peligroso. ¡Cuidado que el sueño no se convierte en pesadilla!  Mejor empeñar aquí en el país que le necesita.

cdenton@cidgallup.com