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LOS EGRESADOS FAVORECIDOS

Los egresados de las universidades nacionales son los favorecidos en el mercado laboral—90 por ciento usualmente tienen trabajo o empleo y tres de cuatro ganan igual o más del mínimo establecido para su profesión.  Si asistieron a un centro de educación superior del estado es probable que pagaron poco o nada de matrícula y en el caso de los que provienen de hogares con poca capacidad adquisitiva puede ser que recibieran beca para ayudarles a sufragar los costos de transporte y otros relacionados con los estudios.

Lo interesante de los egresados de las universidades estatales (dos de tres son la primera generación de su familia con este nivel educativo) es que en general no sienten ningún agradecimiento con la sociedad que les ha financiado sus estudios con los impuestos pagados por toda la población del país, incluyendo personas de la misma edad que no pudieron disfrutar de una educación superior. 

En otras sociedades la norma es que los egresados expresan su gratitud financiado becas especiales, edificios, programas de estudio en el exterior o de investigación, e incluso dinero adicional para que su alma mater puede contratar a un intelecto famoso, un científico, un inventor a dar clases en las aulas sagradas del centro de estudios.  La ley permite este tipo de donaciones, incluso pueden ser deducibles de la renta, pero los líderes de las universidades estatales no hacen esfuerzo alguno para fomentar y atraer recursos privados. 

Los rectores enfocan su atención al Fondo Especial para la Educación Superior Pública FEES donde realizan una lucha para aumentar el aporte del estado a sus centros.  Cuando sienten que no les está funcionando los argumentos, movilizan los estudiantes y docentes de carreras sociales y de derecho para que bloqueen calles, realizan marchas y amenazan con pancartas.  Si tienen suerte logran que algún sindicato del sector público los acompañe “en solidaridad” con lo que piden. 

¿Por qué no se establecen asociaciones de egresados que acompañen a los docentes y administradores en su búsqueda de financiamiento?  Si las donaciones de egresados se acumulan, usándose para programas vistos como importantes, las universidades estatales pudieran en algún futuro realmente convertirse en entes “autónomos,” operando independientemente de cualquier control impuesto por el partido político en el poder. 

Ahorita la autonomía universitaria es algo que se menciona cuando se cuestiona el uso de los fondos aportados por el pueblo, pero no se itera cuando las negociaciones del FEES.  Cuando representantes del gobierno preguntan porque es que más del 50 por ciento de los estudiantes de la Universidad de Costa Rica requieren 9 años para completar una carrera que debe ser de 4 años y medio, hablan de “la pobreza de los estudiantes,” de la “falta de docentes” y otros argumentos relativamente espurios. 

Sobre todo, los campus universitarios han sido los lugares donde se convierten jóvenes adolescentes en adultos profesionales con muchas ventajas en la vida.  Son los lugares de memorias bonitas y de retos importantes-- ¿cómo es posible que no quieren los que pasaron unos años aprendiendo allí ayudar con sus finanzas?

 

Carlos Denton, cdenton@cidgallup.com