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LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN Y LOS AVATARES

Afortunadamente los costarricenses viven en una sociedad democrática que otorga a sus ciudadanos libertades absolutas.  Ninguna autoridad puede reducir o inhibir esos derechos y eso incluye los magistrados del Tribunal Supremo de Elecciones TSE.  En estos días anunciaron que iban a sancionar el uso de avatares (también a veces conocido como “troles”) en campañas futuras. 

Señores, con todo respecto, pero los artículos 28 y 29 de la Constitución Política no permiten lo que ustedes están intentando hacer.  Si un candidato o un ciudadano desea adaptar una o quizás miles de figuras virtuales en las redes sociales y divulgar mensajes a través del internet, mientras que no difama, está totalmente protegido.  Ya todos sabemos que mucho de lo que se encuentra en las redes no es totalmente cierto y también hemos desarrollado capacidad de saber cuando algo es “fake.”   

Ya estamos los ciudadanos cansados de tanto esfuerzo de parte de políticos, burócratas y otras “autoridades” de controlar nuestras vidas; extraña que ahora viene el intento del TSE, responsable por las elecciones democráticas de nuestro país, con este esfuerzo de cohibir la libertad de expresión.

Lamentablemente el TSE ha ido perdiendo la vanguardia por sus actividades y esfuerzos; este intento de los magistrados es solo un ejemplo.  En la edad digital que todavía los ciudadanos den uso del sufragio con una crayola y una o más papeletas que después se depositan en cartones especiales es casi insólito.  En vez de un conteo absoluto treinta minutos después de cerradas las urnas, el TSE cuenta “actas” que vienen de las mesas de votación.  Las papeletas mismas posiblemente no se cuentan excepto cuando se preparan las actas.

¿Cómo es posible que no ha llegado este órgano de gobierno al Siglo XXI?  En la época de computadoras con paquetes de software capaces de manejar números grandes de manera sumamente rápida, con inteligencia artificial a la orden de cualquier niño o niña, Costa Rica sigue en la era de las carretas con el manejo de sus elecciones. 

Mientras que el costarricense puede obtener su pasaporte o licencia de conducir en los correos y bancos más cercanos de su residencia, el Registro Civil requiere la presencia física solo en sus oficinas para obtener la cédula.  El trámite solo dura un par de horas usualmente, pero con el tránsito y las distancias el ciudadano pierde un medio día obteniendo el documento de tanta importancia para su vida.

“Nadie puede ser inquietado ni perseguido por la manifestación de sus opiniones ni por acto alguno que no infrinja la ley.”  Esto es lo que dice el artículo 28 de la Constitución Política.

Si hay un ciudadano que no reconoce que la figura que le habla es un avatar probablemente es uno que no recibió una educación como la que también garantiza ese documento supremo.

¡Que algún avatar va a mentir y no se da cuenta! ¿Responsabilidad de quién? 

En Costa Rica se dice que “una promesa de un político vale igual que una promesa de cama.”

¡No al TSE!

Carlos Denton | cdenton@cidgallup.com