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¿POR QUÉ CUESTA TANTO?

La semana pasada estuve un día en Panamá y en un restaurante en el centro de la capital comí una corvina entera con patacones y ensalada por $9 (4500 colones).  El mismo plato en Costa Rica no creo que se consigue por menos de 15 mil colones ($30).  Me puse a preguntar el porqué de tanta diferencia en el costo. 

Las corvinas salen del mismo mar y estoy seguro de que los pescadores reciben pago más o menos equivalente en ambos países.  Si hubiera mucha diferencia los pescadores panameños llegarían acá al muelle en Golfito y lo venderían. Como no es producto importado el valor del dólar no impacta en el costo.

¿Qué está triplicando el costo de un pescado en Costa Rica en comparación con el país vecino?  Tiene que ser el precio de la intermediación que provoca que mucho sea carísimo.  Sabemos que a “las ferias del agricultor” llegan muy pocos de los pequeños agricultores – no tienen vehículo ni tiempo para estar mercadeando sus productos.  Los intermediarios pagan muy barato lo que adquieren y el dueño de la finca se encuentra en una situación de o aceptar o terminar con un montón de producto podrido que no lo pudo colocar en el mercado. 

Seguramente los vehículos que llegan al muelle costarricense usan palanca para pagar lo menos posible al pescador. 

Del muelle a manos del comprador del restaurante y luego al consumidor final se va agregando otros porcentajes. Cada intermediario cobra un monto y si cuestiona habla del costo del combustible, los repuestos para el vehículo.  Pero aun así no es justificable el precio de 15 mil colones.  

Ahora con un colón tan fuerte debería sentirse rebajas en comestible local.  Claro no incluye el arroz que subirá momentáneamente a merced de una jueza que no entiende la economía.  Aunque Costa Rica no es capaz de producir localmente por lo menos de la mitad del arroz que consume, es producto altamente protegido.  Esa política de reponer un arancel de 35 por ciento asegura otro aprieto a los pobres del país. 

Mientras que el colón revaluado contra el dólar está impactando a los exportadores del país para los importadores y los que producen localmente debería estar dando una bonanza.  En parte es porque en Costa Rica NUNCA bajan los precios.  Si un comerciante vendía una camisa a 25 mil colones cuando había 700 colones para un dólar ahora sigue siendo el precio en colones igual cuando se dan más o menos 500 colones por una unidad de la moneda estadounidense. 

Al final de cuentas fluctuaciones fuertes en el valor de una moneda son nocivas.  La productividad del trabajador costarricense no ha mejorado en un 28 por ciento a merced de la revaluación de la moneda nacional.  Y es precisamente esta variable (productividad) que debería regir sobre el valor de una moneda; algo que no entienden los que conducen el Banco Central. 

Voy a ver si puedo regresar a Panamá otra vez pronto; para un costarricense es un paraíso comercial.

cdenton@cidgallup.com